sábado, 19 de julio de 2008

¿Por qué las mujeres demoramos tanto en el baño?






Mi mamá era una asidua frecuentadora de los baños públicos.
De chiquita me llevaba al baño, me enseñaba a limpiar el asiento del inodoro con papel higiénico y luego le ponía cuidadosamente tiras de papel encima. Finalmente me instruía: "Nunca, nunca! te sientes en un baño público".Y luego me mostraba "La Posición" que consiste en balancearte sobre el inodoro de forma tal de "sentarse" sin que tu cuerpo haga contacto con el asiento.

Eso fue hace mucho tiempo. Al día de hoy, en nuestros años más maduros, "La posición" es dolorosamente difícil de mantener, especialmente cuando tu vejiga está que revienta.
Cuando tenés que ir a un baño público, te encontrás con una cola de mujeres que te hace pensar que los calzones de Brad Pitt están a la venta y a mitad de precio. Así que esperás pacientemente y sonreís amablemente a las demás que también están discretamente cruzando las piernas mientras escuchás las típicas pendejadas de las que sólo pueden hablar las mujeres en la cola para mear.

Finalmente te toca tu turno. Entrás al baño y verificás cada cubículo por debajo para ver si no hay piernas. Todos están ocupados.
De pronto..., uno se abre y te lanzás casi empujando a la persona que va saliendo.
Entrás y te das cuenta que el pasador de la puerta no funciona; no importa...la sostenés con la mano.
Cuando querés colgar tu bolso de algún gancho que tendría que haber en la puerta... no hay gancho, así que te lo colgás del cuello mientras mirás como se balancea debajo de ti y sentís como te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de pelotudeces que le fuiste tirando adentro.

Alivio... Ahhhhhh... más alivio... de pronto sentís ganas de tirarte un pedito, pero lo aguantás por temor a que salga sonando como el pito de una locomotora vieja y lo escuchen todas las que están en los cubículos de los lados.
Resumiendo... Colocada en "La posición"; por un lado, descargando toda la vejiga; pero por otro lado apretando el culo para que no se te salga el pedo.
De repente, suena el celular! que está obviamente en el bolso. Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar. Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar el asiento ni lo cubriste con papel, así que te quedás en "La posición" mientras tus piernas tiemblan tan fuerte que registrarían 8 en la escala de Richter, sin contar la salpicada finita del chorro que pega en la loza y que te moja hasta las medias ¡¡¡que seguramente se va a notar!!!
Por suerte el teléfono deja de sonar.

Para alejar tu mente de esa desgracia, buscás el rollo de papel higiénico, pero... el rollo esta vacío! Tus piernas tiemblan cada vez más. Recordás el pedacito de papel con el que te limpiaste hace un rato la nariz. Eso tendría que ser suficiente, lo arrugás de la manera más esponjada posible pero es más pequeño que la uña de tu dedo y encima está mojado de moco.
En ese instante, alguien empuja la puerta de tu baño y como el pasador no funciona y tenés tus manos ocupadas, recibís tremendo golpe en la cabeza.
Le gritás enfurecida y como una loca: OCUPADOOOO!!!!.
Mientras continúas empujado la puerta con tu mano libre, suena de nuevo el celular y en el intento de apagarlo definitivamente, el pedacito de papel que tenías en la mano se te cae exactamente en un charquito que hay en el piso y no estás segura si es agua o pipi.
Tus piernas ya no aguantan. Te vas de espalda y caes sentada en el asiento del inodoro. Te levantás rápidamente y con un poquito de asco, pero ya es demasiado tarde.

Tu trasero ya entró en contacto con todos los gérmenes y formas de vida del asiento porque nunca lo cubriste con papel higiénico, (que de todos modos no había, aun cuando hubieras tenido tiempo de
hacerlo), sin contar el golpe en la cabeza, el desnuque de la correa del bolso, la salpicada del chorro en las piernas y en las medias, la que te conté que todavía está mojada, el recuerdo de tu mamá
diciéndote "que desagradable! no sabes que clase de enfermedades podrías agarrarte ahí".

Aquí es cuando finalmente te rindís. Estás exhausta, tratás de limpiarte con un celofán de unos caramelos y luego salís al lavamanos. No sabés cómo funcionan los sensores automáticos así que te limpias las manos con saliva, te las secas con una toalla de papel y salís pasando junto a la línea de mujeres que aún están esperando con las piernas cruzadas y en estos momentos sos incapaz de sonreír simpáticamente.

Un alma caritativa al final de la línea te dice que vas arrastrando una tira de papel higiénico pegado a tu zapato del largo del río Mississippi!
Tironeas el papel del zapato, lo depositás rudamente en la mano de la mujer que te dijo que lo traías pegado y le decís suavemente: "Tomá... podés necesitarlo!!! y salís.

En este momento miras a tu novio que entró, usó y salió del baño de hombres y tuvo tiempo de sobra para leer la colección completa de libros de Harry Potter mientras te esperaba.
"¿Por qué tardaste tanto?", te pregunta con cara de asustado... "estaba preocupado... hasta te llamé dos veces al celular por si te había pasado algo... y encima no contestaste!.


(No se el autor del texto para los créditos)

1 comentario:

nimuy dijo...

Lula me has dado la respuesta a la pregunta de mi vida! jajaja.. y pensé que siempre me la iba a hacer!